domingo, 9 de diciembre de 2012

IGLESIA

La iglesia subió a los cielos
y a miles los hizo santos,
en el lugar ya hay tantos
que no caben allá arriba,
como castigo dejaron
papas, obispos y curas,
y hasta hoy dura
a martirio del mortal,
que es castigo brutal
dejar a esa gente en tierra,
y que en perenne guerra
atemorice al creyente,
yo como soy inocente
no me creo sus historias,
y vivo en plena victoria
luchando contra esa gente.

domingo, 22 de julio de 2012

JULIO EN JULIO

Julio viene de Juliano, el viejo emperador romano, o de Julio II el antiguo Papa de la Iglesia, que mas da, a mi no me importa la procedencia.



Es indudable que debajo de cada nombre hay un hombre, o una mujer.

Preocupado por la única neurona que me queda en activo, estoy atento a mantenerla en constante ocupación, no me gustaría el abandono a mi suerte sin ella de compañera.

La nicotina dice él que es un buen aliado contra el Alzheimer, eso es un secreto.

Con esa finalidad me encaminé en busca de Julio, en el tórrido mes de Julio.

Julio es un colega, un amigo, un filosofo de la vida tranquila, un buen padre, excelente abuelo.

A pesar del buen estado de mi brújula cerebral, reconozco que me costo encontrar la ubicación de “la Quinta”.


- Ahí mismo es, dijo al llegar.

Hacía escasos minutos que yo había llegado y tocado el timbre de la puerta.

- No contesta nadie, dije.

- Es que estoy llegando ahorita, contestó.
Era evidente y no necesitaba mas aclaración.


Después de los saludos comenzamos a hablar absolutamente de todo, pero antes debo describir sucintamente a Julio.

Julio es Psicólogo, Salesman y ciudadano de este mundo.

En esta tierra ha habido siempre “abundancia de falta de oportunidades”, eso hace que Julio sea Salesman, pero no uno cualquiera. Vende ideas, las sugiere, las comparte.

Lleva años haciendo lo mismo, lo hace bien y es considerado.
Me gustó su casita, las tres, el jardín, la piscina, el ambiente relajado, el recinto todo. La casita es familiar y acogedora, cálida y diáfana, no sobra ni falta nada.
Julio es un buen amigo, afable y reflexivo, jamás hemos encontrado un punto de inflexión que lleve a la discusión, no quiere decir que pensemos igual en todos los temas, quiere decir que la mutua comprensión de un tema visto desde puntos de vista distantes puede llevar al mismo fin.


Cuando creemos que superadas ciertas edades de la vida, todo se ha solucionado satisfactoriamente, porque así lo premeditastes, con premeditada antelación, llega alguien o algo y te fastidia la primigenia idea y a empezar de nuevo.

Julio, pensando sensatamente en su pequeño nieto y su única hija hembra, los ha motorizado para proporcionarles seguridad, que es lo primordial, adiós ahorros, el fin justifica los medios, una vez mas.

Le cuento como a mi, que no soy matemático, no me salen nunca las cuentas, por muchas elucubraciones magistrales que hagas, todas quedan en el aire sin sustento estable. Puedes usar un ábaco, lápiz y papel, contar incluso con los dedos de los pies, las cuentas no cuadran.


Digno de admiración es, hacer lo posible y lo difícil, por los demás, los mas cercanos, los nuestros, en ocasiones también por los que no nos son nada sanguíneo, los amigos. Si haces el bien es posible que no recibas nada a cambio, pero el objetivo no es recibir retribución, el objetivo es el bien en sí mismo y el regalo de la satisfacción.

Le deseo a mi buen amigo Julio, en mi vista Juliana, que prospere, que sea feliz y disfrute de excelente salud. Deseo que continúe contándome entre sus amigos, un honor para mi. El cuenta con mi estimación y amistad, lo sabe.


Feliz día de Julio que pasé agradablemente en su casa, donde compartimos café y descubrimos porqué la cafetera, la otra, no funcionaba.

Espero compartir el próximo café en su casa o en la mía donde siempre han estado las puertas abiertas para él y los suyo y los perros bien amarrados.

Un saludo muy cordial.





jueves, 10 de mayo de 2012

EL SER QUE HABITO



Las esferas celestiales interpretan su eterna melodía, notas infinitas que llegan a nosotros con nitidez. Nuestro sentido del oído es como el dial de un aparato de radio, debe estar sintonizado adecuadamente.
Es necesario abstraerse de los ruidos cotidianos en nuestro entorno, el espíritu tranquilo y sosegado, la luz tenue, el ambiente relajado, los olores de la naturaleza agradables.
Observa entonces tu entorno mas próximo con placidez, mira las luces reflejadas, los colores dulces, el aire limpio, el murmullo lejano.
No te engañes con visiones que los ojos representan por sí mismos como reales. Las luces fugaces que observas son moléculas lumínicas que retiene la retina por unos instantes y que con el movimiento de la cabeza y parpadeo de los ojos, sin querer, trasladas a otro lugar como un nuevo destello.
En ese instante breve, fluye ligeramente un chorro adrenérgico, la piel se eriza, el cerebro se alerta, el corazón palpita con mas energía, luego lentamente todo vuelve a su reposo natural, se recobra la paz nuevamente.
Continúa observando; la luz mortecina se muda, la hierba se oye crecer, el aire cambia de color, la estancia vibra en armonía, todo está tranquilo, tu espíritu reposa en paz. Las endorfinas fluyen, el cuerpo se relaja y todo se aquieta.
El lugar que habitas no es etéreo, miles de átomos sabiamente dispuestos lo componen, es materia y energía, en completa sinergia, es la dualidad compensada.
Si tienes un animalito préstale atención, notaras que a intervalos mira fijamente un punto que a nosotros nos parece abstracto e invisible, la mirada parece perdida al infinito, no obstante se centra en un punto concreto que le llama la atención, no se inmuta y permanece en el mismo lugar, tranquilo.
Percibe quizás lo que, nuestro dial cerebral y nuestros ojos y oídos mas atróficos, son incapaces de percibir, solo notamos algo inconcreto que no sabemos descifrar.
La materia que nos rodea no es tan densa como creemos, todo está en movimiento perpetuo, cronos pasa y nos deja, las esferas mudan de lugar, siempre para acompañarnos con su música eterna, sin fin.
Solo la observación minuciosa nos hace participes de la armonía infinita de la creación, mirar y ver.
Sentir las dimensiones, que no son solo tres, las que observamos sin ser conscientes.


Las luces cambiantes que nos rodea, la suave melodía y el calor nos acompaña, están ahí para nosotros. Algo nos acompaña siempre, no nos abandona ni en la mas triste soledad, está con nosotros para proporcionarnos la paz elemental.

jueves, 26 de abril de 2012

LOS CUENTOS DE MI PADRE


  



 
El padre reprendió al hijo por lo que hacia al abuelo.
 
La humilde familia compartia con amplitud las estrecheces de una familia que apenas se sostenia en lo mas elemental.
 
La noche era fria, la comida habia sido frugal, fuera la noche era oscura como un túnel sin salida.
 
El padre se levanta de la desvencijada silla, no sin mucha meditación y entrega al abuelo una vieja y raida manta. Lo estaba echando de la casa, somos muchos le decia.
En la puerta, el nieto detiene al abuelo, toma la manta y la parte en dos.
- Hijo porqué haces eso ?, el abuelo la necesitará.
- Para cuando tú seas viejo, le dijo el niño.
 
 

domingo, 19 de febrero de 2012

¡ HOLA CHICOS !

Hola chicos. Hoy voy a intentar, en unas pinceladas, describirles el lugar y la vida que discurría, hace ya algunos años, en torno a tus antepasados mas cercanos, abuelos, bisabuelos. Me voy a centrar esta vez en la línea paterna, no sé si tan o mas desconocida para mi.


“Veo”, las cosas dentro de mis recuerdos en gran nebulosa y en ocasiones me es difícil separar la realidad de la imaginación, quizás en aras de añadir lo que falta en la memoria.

Imagina un lugar en el tiempo distante de tu edad, podemos retrotraernos sin dificultades, un siglo atrás.
Es un sitio bonito, pintoresco se diría hoy, con esas palabras novedosas que la modernidad va añadiendo a nuestro corto vocabulario, es todo campo semisalvaje, colinas y pequeños valles por doquier, aún se ve mucha vegetación, mil tonos de verde lo inundan todo, hay agua abundante alrededor, la tierra es rojiza, seguramente por un componente férrico, no hay muchas casas, casi todas humildes.
En una especie de cruce parten caminos, que no carreteras, porque son de tierra, en direcciones opuestas, unas van en sentido norte camino de los montes cercanos, otras en sentido noreste, otras sur y por la que nosotros llegamos que tiene un sentido claro suroeste.
En la esquina hay un abrevadero, dornajo, para las bestias, enfrente un establecimiento que sirve como cafetería-bar, lugar de reunión y venta de comestibles, todo en uno, es un sitio acogedor poblado de gente curiosa que recibe al foráneo con una dosis de admiración y extrañeza. En el extremo sur un barranquito forma una honda herida en el terreno, es húmedo y el invierno en este lugar debe ser terrible.
En ese corte del terreno existe una casita de piedra seca con techo de paja. Abundan pequeños animalitos sueltos por el lugar, quícaras, gallinas, perros y gatos, entre otros. Algunos perales y manzanos amen de otras frutas y muchas zarzas y ortigas.
En ese lugar alegre y sombrío a la vez, dependiendo de las estaciones y la escasez o abundancia, nace tu antepasado masculino.


Tengo escasas noticias de aquel hecho. Fue el último de los hermanos en nacer y no llegó al mundo en el mejor momento ni en el mejor lugar. La familia, si puede llamarse así a una tribu campesina que vive de explotar los recursos del monte, era extremadamente pobre. Aquí los hermanos mayores cuidad de los mas pequeños. Yo he sabido de la existencia de una abuela con varios hijos, la conocí. Alta, rubia, ojos grandes azules como el cielo, con un aire de salvajismo en el semblante, peleona, con la piel arrugada por el incesante trabajo, ese es mi vago recuerdo de ella.


Él crece casi desnudo y descalzo, creo que así transcurre su vida durante los años juveniles, hasta que por fuerza mayor se ve obligado a trasladarse a la pequeña capital, allí le “calzan” un uniforme.
Desconozco la mayoría de los acontecimientos de su niñez, reconociendo el lugar, la época y la familia en que le tocó nacer, no hay que hacer mucho malabarismo mental para hacerse una idea bastante exacta del diario vivir. Trabajo en el monte cercano recolectando leña para el fuego de la casa y no se que mas. No tengo conocimiento de que la familia poseyera siquiera un trocito de terreno donde exprimirle algo a la naturaleza, con lo cual concluyo que ignoro por completo como se ganaban el diario sustento.
Imagino la humilde vivienda, oscura, sin apenas mobiliario, cocinando fuera sobre tres teniques. Solo imaginar tal panorama hace que recorra mi espalda un frío relámpago. Esa sin embargo es la noción que tengo de tu antepasado mas cercano.



Una vida dura, durísima, plena de escasez de todo lo indispensable para la vida, como la concebimos hoy. Una vida corta biológicamente hablando y larga en sufrimiento, hasta que el último viaje se presenta prematuramente.