La humilde familia estaba compuesta por ocho miembros de todas las edades, abuelos y nietos dormían en la misma estancia, las circunstancias de espacio así lo exigía.
Esto no es un cuento, no es una historia triste, es el relato de una incesante superación nunca detenida.
Como locos sueltos se trabaja cada día de la semana, mientras los mas pequeños acuden forzados a la escuela., se ayuna involuntariamente con frecuencia, no por mandato religioso, y alguna vez el cabeza de familia va a la fábrica sin café en el estómago sin que a nadie le importe.
Perseguidos con harta frecuencia, escapando de las garras de la puerca con asidua habilidad.
Los mas pequeños apenas presienten el peligro pues la edad infantil es la edad de la inocencia, aunque no sea dorada, los adultos totalmente conscientes de las veleidades de la fortuna corren velozmente por una pista de obstáculos que se suceden con demasiada e inaudita frecuencia, cayendo y levantando a cada tropiezo.
Los únicos que no sienten ni temen esa tenaz persecución son las autoridades eclesiástica, civiles y militares,ellos se nutren y alimentan bien, no así el resto del populacho que se siente como en un gran campo de concentración para esclavos del que muy pocos, con fatiga, valor y arrojo, logran evadirse y como quién persigue la quimera de la tierra prometida, vuelan por cualquier medio hacia otras latitudes menos hostiles.
Porque la tierra no es propia, la casa tampoco lo es, el monte sí aunque solo en apariencia, si no te escondes con la leña, las usurpadoras "autoridades" te quitaran la carga y aún te pondran entre rejas, transportar lo que es tuyo por derecho propio y tener que pagar por ello clama a los dioses.
Hoy nuestra familia, la de esta historia, se sentará a la mesa al completo y aún se agregaran esos amigos que nunca faltan a tales eventos. En la vieja mesa de madera, desteñida y gastada, habrá una enorme bandeja ovalada como es usual, alañada eso sí, quizás sea verde pálido su color, está repleta hasta los topes mismos de preciosas papas, guisadas con esfuerzo, floreaditas, un suculento cherne salado, del que se aprovechará hasta el tuétano , preparado con amor y primor, mojo colorado o verde, no lo sé, preparado en el antiguo mortero o almirez de hierro con ajos, pimienta, algo de aceite, -si es que hay- poca por escasa, sal, vinagre y agua al gusto según la tradición, bien majado, es el conduto.
La algarabía de la prole es inmensa, los mayores ufanos, los viejos contentos. Por esta vez no habrá persecución a la familia, no hay persecutores, han burlado, una vez mas, al hambre acosadora. Dormirán con una feliz y extensa sonrisa en la cara. Mañana quizás emigren, será lo mejor.
En la tierra la maldición sea emigrar, al cabo es salvavidas. Lo hicieron los antepasados, tambien los abuelos, nosotros nos fuimos y nuestros nietos nos tendran que seguir porque como dijo un viejo poeta "cuando la tierra te niega lo que te pertenece...