La humilde familia compartia con amplitud las estrecheces de una familia que apenas se sostenia en lo mas elemental.
La noche era fria, la comida habia sido frugal, fuera la noche era oscura como un túnel sin salida.
El padre se levanta de la desvencijada silla, no sin mucha meditación y entrega al abuelo una vieja y raida manta. Lo estaba echando de la casa, somos muchos le decia.
En la puerta, el nieto detiene al abuelo, toma la manta y la parte en dos.
- Hijo porqué haces eso ?, el abuelo la necesitará.
- Para cuando tú seas viejo, le dijo el niño.